Al leer tan elogiable o tal vez "ñoña" ( para algunos) frase de Hipólito creerán que comentaré acerca de la cultura griega, tal vez de sus pensadores, de los miles de dioses o capaz que hasta de las callejuelas turísticas y las casitas ensimismadas de blanco. Pero no, no es a eso a lo que vine este noche. Por lo menos no es eso lo que gatilló mi parada en esta estación.
Se podría decir que no me satisface en demasía sacrificar mis tardes frente a una pantalla de televisión, menos cuando de ver buen cine se trata. Claro, siempre ( cuando existe disposición monetaria o cuando la cartelera lo exige) me hago el tiempo necesario para ir a explorar las escalinatas oscuras de los pasillos que sucumben al fantástico escenario del Séptimo Arte. Y es que exponer tus ojos a una obra debe, a mi modo de ver, convertirse en un panorama. En una fiesta alegre, que vaya más allá del sofá del living, mucho más allá de la puerta de tu casa. Compartir unas horas frente a los exponentes de una cinta debe asimilarse a una cita con el hombre ( o mujer según el caso) más deseado. De ahí que la cabina cinematográfica requiera de luz suave o incluso de oscuridad plena. De ahí la necesidad de comprar cosillas para comer y degustar, de ahi la compañia necesaría para la complicidad de cada cuadro expuesto. Ver una pelicula, como ven, no es cualquier cosa...No para mí. Sin embargo cuando la tarde se pone grave, cuando no existe mucha actividad mas que la mental, siempre es benvenida la busqueda de ventanas. Ventanas que harán que por lo menos el aire circule. Y eso fue lo que sucedió durante estos días. He ahí yo, tratando de frenar el frenesí de una mente colapsada. Entonces decedí ir en contra de mis propios principios culturales...ver una pelicula dentro de la somnolienta morada que me alberga.
"Le fabuleux destin J´Amelie Poulain" o "El fabuloso destino de Amelie" o simplemente "Amelie". Asi detallaba la etiqueta de la caja del video club. Debo admitir que la elección no fue a ciegas. Fue tanto lo que leí acerca de esta pelicula francesa estrenada en el 2001, que bueno, no estaría mal verla y hacer una crítica personal más allá de las habladurias ( pensé). Debo decir también que la idea de escuchar a Jann Tiersen como banda sonora aumentó mis ansias por verla. Así y ya luego de comentarles tal "descabellado" suceso de ver peliculas por televisión, llegué a mi casa, que a estas alturas del verano me mira con cara de claustro, abrí la caja de plástico, saqué el cd y ya..ahí estaba ...Amelie había entrado a mi casa y a mi pieza. Frente a mi....simplemente entró en mi corazón.
Hacer un cometario que no raye en la salamería o en el descalabro pleno es medio complicado porque o las cosas gustan o no, así de extremista. Claro porque cuando uno se enfrenta a una obra y esta te atrapa lo consigue todo, incluso que estes horas comentando acerca de ella, recomendándola innumerables veces o inlcuso llegar a la locura de comprarla y dejarla atesorada como la "grán obra de arte jamás antes vista". Y debo decir que algo de ello me pasó con Amelie.
¿Será que los franseces tienen los ojos más abiertos o que logran ver las cosas a través de un prisma diferente a los demás o será que experimentan la estética de una menera más eficáz que el resto o que ven historias donde y como nadie las ha observado antes? Lo digo porque siempre la cinematografía de esa localidad del mundo me deja una y otra vez más perpleja. Recuerdo las escenas de "blue" (Kieslowski ) con Juliette binoche o la escenas de los cortos en "Paris Je t´aime". La estética, la fotografía, los guiones, las locaciones, las narraciones, la pulcritud de los parlamentos, la exelencia a la hora de elegir a quienes darán vida al cuento, todo parece ser manipulado con una exactitud digna de quien se propone pasar el hilo por la cabeza de una aguja.
Amelie que papel mas enternecedor, dulce, armónico, elegante, una mezcla perfecta de ingenuidad y perspicacia. Las expresiones de Audrey Tautou, en el papel, dan la sensación de estar presenciando la versión femenina de Marcel Marceau. Que grán trabajo de casting...por que de tantas actricez que pululan por esos lados de Eurpopa dieron justo con quien era la indicada...sin más...el papel era si o si para ella. ¿Será que la actriz logrará safarce del rol alguna vez?
La fotografía, simplemente notable. La manera de reflejar el alma de Francia, sus calles estrechas y adoquinadas, sus parques y rios. Aquellos filtros rojos y verdes que potencian en cada minuto la idea del cuento de hadas. Y es que Amelie es algo así como un cuento, algo irreal, un sueño, un libro de realismo mágico ideado única y exclusivamente para fotogramas. Debe ser por eso que funciona, que atrapa, que te envuelve y satisface.
Ver esta pelicula es como cuando llega a tus manos un dulce con una envoltura tan colorida que, sin perder el tiempo, te dan ganas de abrirlo porque te hace pensar que su interior debe ser aún mas delicioso y ya cuando lo haces hueles un aroma especial que te recuerda los años de infancia y una vez que este dulce está en tu boca no dejas de saborearlo... y juegas con el y no quieres que acabe.
En definiva ver esta pelicula, donde el guión ( siempre muy original) te acerca a la historia de una joven solitaria que pierde a su madre y que vive ( hasta la adolescencia ) con un padre practicamente autista. Una mujer que se refugia, desde la infancia, en su gran capacidad imaginaria y que de pronto por arte de magia ( en la historia se fundamenta) se percata que, mas allá de vivir para si misma, existe un motivo mejor para ella en este vida: hacer feliz al resto.
Nada que decir, una pelicula que cautiva de comienzo a fin. Una historia de amor en medio de la nobleza, la ilusión, la ensoñación y la blancura. Fresca, rápida y con unos toques de fina comedia. Un arte para lo ojos y para los oidos, porque sin duda alguna Tiersen pone lo suyo. Los sonidos del piano y el acordeón no cesan y pasan a ser parte indispensable durante toda la trama.
Pelicula de lujo que ni la gran maquinaría cinéfila pudo doblegar, una historieta de comics llevada a la realidad y que no necesitó de grandes carteles publicitarios. Una demostración de belleza y simpleza que los "yankees" bien podrían usar como ejemplo del buen cine.
Amelie, como bien decía el slogan que la acompañaba " cambiará tu vida". Yo no se si realmente sea para tanto, pero algo de verdad debe tener. De ahí entonces las criticas, de ahí entonces que en las escuelas de cine la tengan como referente. De ahí también que de sus tantas nominaciones a los Oscar no haya obtenido ni uno.
Altamente recomendable para quienes deseen soñar un poco y salirse del mundanal ruido. Por ahí un crítico inglés escribió algo asi como: " Amelie es única e irrepetible. Cuando dejas de verla quieres comenzar a gozar de las pequeñas cosas que te entrega la vida.Te dan ganas de ser mejor persona"....Lo único malo es que el efecto se pasa muy rápido.